Ya no soy yo quien vive sino Dios quien vive en mi

Tuve una vida muy plena: un trabajo interesante, amigos, viajes que me habían enriquecido con otras culturas. Había renunciado a toda práctica
monja después de una niñez católica pero me quedé con una sed de interioridad que no podía ser satisfecha. Leer más ...


El amante de Jesús

Llevo 63 años en el Carmelo, donde entré a los 23. Sobre todo, recibí mi fe de mi madre, una mujer muy ferviente que ella misma había pensado en la vida religiosa; de mi padre, que se había hecho creyente, recibí el ejemplo de un hombre muy comprometido en ayudar a los más pobres.

Hacia los 15 años me sentí llamada a la vida religiosa. Leer más ...


A la recherche du bonheur

Nacido en una familia no practicante, me bauticé y fui al catecismo hasta la confirmación, pero de adolescente lo dejé todo para… ¡jugar al fútbol! Fue a los 19 años cuando experimenté realmente a Jesús vivo, en Lourdes en 1986 (¡cien años después de Teresa, que recibió la gracia de la conversión en la Navidad de 1886!). Leer más ...


Amar a Dios con locura Siguiendo a Teresa de Ávila

Me ofrecieron inocentemente la Vida Autoescrita de Teresa de Ávila. Leer más ...


Atrapado por la mirada de Cristo

Hacia los diecisiete años percibí una llamada a la vida religiosa. Carmel, conocía algunos fragmentos a través de Thérèse, pero no fue muy lejos. Mis padres no estaban en contra de la vocación sino de la vida apostólica. Me puse en contacto con una hermana y una cosa llevó a la otra me uní a su congregación apostólica. Luego, después de algunos años, llegó un momento de crisis. Pensé mucho en el futuro pero antes de tomar cualquier decisión rezaba mucho. Para mí fue importante. Mientras estaba en la capilla en oración, me escuché decir "Carmelo". Y yo para responder... Leer más ...


A través del amor, Thérèse… ¡e internet!

Conocí a la familia Martín gracias a una tira cómica que había traído una joven de catequesis. Y, después de eso, Thérèse (¿cómo llegó a mi vida? No lo sé, pero…) la sentí acompañándome, protegiéndome, mirándome desde el Cielo… leer más


Vivir en la presencia del Señor me hace feliz

Cuando estaba en la escuela secundaria, una tarde durante mi oración sentí el deseo de entregarme totalmente a la oración. No pensaba en la vida religiosa, tenía otros proyectos, pero releyendo mi camino hoy veo que fue en este momento que el Señor me llamó, me llamó a una vida de oración. Leer más ...


Busqué la felicidad… ¡y la encontré!

Había comprado un librito de poemas llamado “Ríos de agua viva”. Era como si Cristo me estuviera hablando allí y allí fui “pescado”, el Señor me estaba llamando a volver a él. Y a partir de ese día mi meta fue volver a la Iglesia Católica. Tardé dos años. A través de amigos entré en contacto con un grupo de oración y fue a partir de ahí que mi camino espiritual con Jesús tomó una nueva vida. Fue un nuevo punto de partida en el radicalismo y la práctica religiosa. Pero no fue sin luchas. Leer más ...


Dar todo para todos al Señor

No fue hasta el año en que comprendí que el Señor me pedía que entrara en el Carmelo sin demora, que leí a Isabel de la Trinidad, y allí me dije: "Eso es lo que quiero". Esta vida de oración, de silencio, sólo para Él, el Señor Jesús, y para los demás. Leer más ...


Amar… êser amado… ¡hacer amar al Amor!

Cuando leo: “Seré amor en el corazón de la Iglesia, así seré todo”, comprendí que todos mis deseos se realizarían entonces por este camino de unión con Cristo. Este Amor que irradia por todas partes me dio la vuelta por completo. Entonces me planteé muy seriamente la cuestión de la vocación carmelitana. Se lo hablé a un sacerdote, quien me dijo que sentía que yo tenía “un alma contemplativa”. Leer más ...