Relación con la familia

La separación de la familia suele ser difícil y dolorosa para ellos. Intentamos en la medida de lo posible suavizar el impacto prestando especial atención a cada miembro de la familia, en particular a los padres. La familia de una hermana se convierte en familia de todos y llevamos juntos con afecto y oración las alegrías y tristezas familiares de cada uno. Las familias pueden comunicarse con su hermana por correo, correo electrónico o teléfono, visitar el Carmelo según las reglas del monasterio. Las carmelitas no salen sino cuando los padres ya no pueden viajar por enfermedad o vejez y el entierro de éstos, ya veces en circunstancias excepcionales que lo justifican, al discernimiento de la hermana y de la priora.

¿Podemos salir?

Al entrar en el Carmelo, elegimos habitar en este espacio interior que favorece nuestro crecimiento en la intimidad con Dios. Solo salimos por motivos imprescindibles (sesiones de formación de carmelitas, médicos, sanidad, votaciones en elecciones civiles, etc.). Hacemos todo lo posible para que nos entreguen lo que necesitamos y una hermana está a cargo de las compras restantes. Las salidas se hacen siempre con la autorización de la priora.

Liberté

Como preliminar a esta pregunta, es necesario redefinir la libertad desde un punto de vista cristiano. La libertad no consiste en elegir entre dos cosas: el matrimonio o la vocación religiosa, vivir en la ciudad o en el campo, ir al cine o dar un paseo. Esta libertad es la que nos ofrece el mundo y la sociedad de consumo.

En la vida cristiana, la libertad es una respuesta al amor de Dios ya nuestro deseo de seguirlo. La cuestión entonces se convierte, no en una elección, sino en una preferencia por lo que más corresponde a lo que nuestro deseo percibe de la voluntad de Dios sobre nosotros. Siempre tenemos esta libertad de decir sí o no ya que Dios quiere que seamos libres en nuestra respuesta de amor.

Entonces sí, entrados en el Carmelo para responder a una llamada de Dios y sostenidos por nuestro deseo de amarlo, nos mantenemos libres en nuestra respuesta diaria. Se han elegido las limitaciones que podemos experimentar a diario. Pueden ser duros a veces, pero están ahí para ayudarnos a crecer en el amor. Por ejemplo, elegimos vivir en clausura para crecer en la intimidad con Dios, no es una prohibición de salir, sino una libre elección de nuestro estilo de vida.

La obediencia se vive en diálogo abierto con la priora que tiene la última palabra, respetando la vocación de cada una y el caminar comunitario. La mirada exterior y la vigilancia del superior eclesial (la mayoría de las veces el obispo) permite comprobar la calidad de la libertad dejada a cada persona.

Distracciones en la oración

“Rezar no es pensar mucho, sino amar mucho”, nos dice Santa Teresa de Ávila. Durante nuestros tiempos de oración silenciosa, si el corazón está vuelto hacia Dios, los pensamientos vagan ya veces son muy embriagadores. Teresa de Ávila nos anima a verlos sólo como moscas ya no preocuparnos por ellos. ¡No siempre es fácil! En este caso, es bueno tener un libro (una Biblia u otro) cerca para llamar nuestra atención; también es posible repetir el rezo del Padre Nuestro u otro, o una frase que nos repetimos a nosotros mismos como un mantra. Otro punto a revisar: antes de comenzar la oración, es bueno vaciar la mente de nuestras preocupaciones habituales, de la actividad que la precedió y comenzar la oración tomando conciencia de nuestro cuerpo, de este Dios ante el cual estamos. Abandonar una distracción que nos seduce para volver a Cristo es un acto de amor que le ofrecemos. Cualesquiera que sean las distracciones, no tocan la presencia mucho más profunda de Dios. Estas distracciones que nos hacen ver nuestra pobreza nos hacen crecer en el camino que conduce a Dios, como decía la pequeña Thérèse: "cuanto más pobre se es [...], más apto se es para las operaciones de amor consumidor y transformador" para condición, sin embargo, de “consentir en permanecer pobre; amar su pobreza”.

¿Para qué estás?

Aparentemente nada…. ¡Para qué sirve el amor si no es para embellecer la vida y enriquecer al Amado! Sin embargo, un acto de amor es como una pequeña llama que puede encender el mundo entero; nos basta ver el increíble resplandor de santa Teresa del Niño Jesús que vivía escondida en un pequeño Carmelo ignorado. Juan de la Cruz dice: El más pequeño movimiento de puro amor es más útil a la Iglesia que todas las obras juntas. (Cántico espiritual estrofa 29)

¿Una vida monótona? ¿Estas aburrido?

La regularidad de nuestro horario, la sencillez y la repetitividad de nuestras actividades pueden sugerir aburrimiento. En realidad, los días están llenos de imprevistos. Además, nuestra vida de intimidad con el Señor nos hace experimentar batallas interiores, renuncias que hacer, perdón que no se ha dado. Esto nos da pistas para profundizar en nuestra vida diaria y la llena de una manera hermosa.

¿Estamos discutiendo?

Convivir en un espacio cerrado, siempre juntos, entre personas de diferentes culturas y generaciones, sin “distracción” para escapar de la vida común, sin escapatoria, sucede que molestias o ideas demasiado fijas provocan fuertes reacciones que rara vez pueden llegar a una discusión. El deseo de amar sigue siendo el más fuerte; la solicitud de perdón llega lo suficientemente rápido como para reiniciar la relación.

Te vas de vacaciones ?

No nos vamos de vacaciones como lo hace el mundo.

Cada año, nuestra comunidad toma dos semanas de descanso, relajación en el sitio: el horario se reduce, el trabajo se detiene. Vemos videos, escuchamos música, tomamos tiempo para disfrutar del jardín.