El monasterio ha sufrido muchas modificaciones desde su creación tras el huracán de la gloria de Thérèse (ampliación de la capilla, construcción de la capilla del santuario, instalación de memorias de Thérèse en lugares especiales, desarrollo de la recepción para los peregrinos, etc.) , siguiendo el Concilio Vaticano II (transformación de la capilla para permitir la nueva forma de misa y concelebraciones).

En 2002, después de una profunda reflexión comunitaria, se decidió crear un nuevo edificio para permitir espacios de vida adaptados al mundo contemporáneo: nuevas celdas y nuevos lugares comunitarios (oratorio, cocina, refectorio, sala comunitaria).

Los talleres se han trasladado a la parte histórica, que sigue siendo una parte integral de la vida de la comunidad. Los archivos de Santa Teresa se han trasladado y ahora están accesibles para los investigadores en la entrada del monasterio y pueden ser administrados por un archivero laico.